un mal dia

Afuera silbaba fuerte, tal parecía como si el roce con las olas le producía cosquillas haciéndolo silbar de esa manera tan peculiar y especial, a muchos este silbido les llegaba a provocar terribles angustias, se imaginaba a los marinos en la mar, la mar de mal que la pasaban, pero para ella en este momento dicho silbido agudo, constante y filoso, solo representaba su propio animo interno, las miles de ideas que pasaban y repasaban por su mente, había vertido agua por los ojos mil, incontenible , en su ingenua manera de ser y de entender el mundo y su propio trabajo, se había perdido, se había olvidado por algún tiempo que tan solo era una simple hoja de un árbol, que mientras daba frutos todo iba de maravilla, que pero al llegar el otoño y quedarse sin hojas, el árbol ( poco sabio para ser árbol ) rabiaba a mas no poder, queriendo hacer las hojas y frutos cuando aun no era tiempo.

Se decía si misma que ella, era una luchadora nata, que peores tormentas había superado, tormentas donde ella y solo ella , conducía el timón del barco, la diferencia es que en este momento de su vida y con su trabajo actual, ella no era mucho mas que la pieza de un puzzle, cosa que de ahora en adelante tendría que asumir como tal y restringir su actividad a la consecución del vil metal, tal como le decía su amado y siempre certero marido.

A veces tan solo con unas cuantas palabras él lograba acallar los silbidos de ese viento intempestuoso que era su carácter, de ese viento arrollador que le impulsaba por dentro y que visto lo visto, en esta ocasión le había llevado directo a estrellarse contra el acantilado y romperse en mil pedazos, pero igual y como el viento, tenia la misma capacidad de recomponerse y seguir volando.

Era eso lo que había decidido, y hoy que amanecía de nuevo, y que el viento afuera seguía soplando y la brisa incesante del inverno seguía cayendo, ella se planteaba asumir una nueva etapa en su mínima vida.




Hoy , se complacía a si misma, se mimaba, hoy le tocaba esto, hacer lo que le gustaba, escuchar música a todo volumen, sus canciones preferidas, y contarse a ella misma lo que le sucedía, eso estaba bien, se sabia ciertamente por ello una afortunada en estos duros caminos que impone la vida en estos rincones del mundo, que en muchos otros mas desgraciados del planeta no le era posible.

Comprendió hasta pasado un río de lagrimas que aquello que sucedía era solamente su propia tormenta, creada por su pasión y su inocencia acerca de lo que hacia y de donde se encontraba ubicada, su ignorancia y su falta de adaptación a la jungla donde a diario tenia que librar la batalla por el vil metal.

Hay que cambiar radicalmente de estrategia, le decía su marido, tienes que pasar de todo callar y hacer lo tuyo. Que palabras bonitas, ciertas, y difíciles de llevar a cabo, pero era posible, claro que era posible, y ella lo lograría porque así lo estaba decidiendo ahora.

Comentarios

  1. de un mal dia siempre se aprenden muchas cosas, aunque en el preciso momento nos duela tanto!
    tu hija.

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